viernes, 20 de febrero de 2009

BAJO LA LLUVIA es posible



40º C de calor en Buenos Aires.

Nos quejamos por todo y todo nos molesta. Al fin llueve. Pero el pronóstico meteorológico no anticipa que la temperatura vaya a descender. La humedad sí trepa, enroscándonos.

Tengo mucho trabajo. Todos tenemos dead lines y fechas de entregas. Objetivos personales o trazados por otros, pero siempre algo que está más allá y nos asfixia. La humedad no ayuda, es cierto. Pero es posible hacer algo diferente, dejar de protestar por cada cosa, recordar que no somos un engranaje sino seres vivos integrados con la naturaleza.

Algo se hará con menos detalles. Algo quedará pendiente. Alguien reclamará. ¿Qué importa? Es imposible ser perfectos e inútil intentar ser lo que no somos.

Somos seres de viento, algas, piedra y nube. Somos hijos de tierra y carne. Los pueblos originarios lo recuerdan y atesoran ese saber: ¿De qué valen los trajes, o los premios o los infinitos enseres que apilamos?

La naturaleza nos habla con su idioma de temperaturas y sonidos, relámpagos y estaciones. ¿Estamos atentos?


Algo quedará sin hacer, pero al fin está lloviendo, hace mucho calor y un trueno me llama. Voy a ir a mojarme la cara y las manos con la lluvia... Es posible volver al origen, donde el entusiasmo aguarda escondido en la tormenta.

Ana

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay que torcerce!!!
Muy lindo!!!!